Que poco dura la felicidad en casa del pobre

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El pasado mes de diciembre se abrió una línea de ayudas al comercio electrónico de alcance estatal.

Lo primero que pensé es que ya era hora de que apoyaran al pequeño empresario de comercio electrónico. Por fin una ayuda que se ajustaba a mis necesidades.

Que poco dura la felicidad en casa del pobre

La convocatoria constaba de dos fases:

  1. Asesoramiento personalizado. Donde ayudaban a las empresas a elaborar un plan estratégico o marketing y planteaban mejoras logísticas y tecnológicas. La ayuda para esta fase era del 85% del coste (máximo 30.000€)
  2. La Implantación. Donde la empresa aplica las soluciones tecnológicas a través de la contratación de servicios tecnológicos y la adquisición del hardware y software necesarios para el proyecto. Para esta fase la ayuda era del 75% del coste (10.000€ máximo) y se podía contratar cualquier proveedor.

Yo cumplía con todos los requisitos: autónoma de más de 2 años, con comercio electrónico ya en funcionamiento y sin haber recibido últimamente ayuda ninguna por parte del estado.

Hice cálculos y hable con el diseñador de mi nueva tienda online. Como solo necesitaba 2.000€ o 3.000€ estaba casi convencida de que la ayuda seria mía. Yo solo necesitaba una pequeña parte de la segunda fase.

¡Pero que poco dura la felicidad en casa del pobre!

Resulta que la "ayuda" sólo se podía solicitar incluyendo las dos fases o únicamente la primera. Yo sólo quería la segunda...

En un intento de huir de la desmoralización pensé que hasta podía ser positivo el asesoramiento personalizado así que miré la lista de empresas homologadas para tal efecto y ahí vino mi gran desengaño. Los presupuestos "CERRADOS" de las empresas homologadas para la fase 1 oscilaban entre los 20.000€ y los 30.000 eurazos.

Para conseguir 3.000€ de ayuda en la fase 2 me tenía que gastar 4.500€ (el 15% de 30.000€) en la fase1.

Es bochornoso ver como las asesorías homologadas hacen presupuestos cerrados ajustándose al máximo al tope de la ayuda sin importarles las necesidades reales del pequeño empresario.

Me siento como un pez pequeño rodeada de tiburones o ¿son buitres?.

 

Escrito por Susana (una amiga y un cliente)

 

 

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